jueves, 22 de abril de 2021

5. En el hoyo

 No sé cuántos peldaños he descendido, pero he perdido la luz. Ya los ángeles no cantan, ni tienen alas, parecen seres mortales carentes de alma.

Veo mi vida hacia arriba y me pregunto en qué momento perdí el camino. Ahora me encuentro en una tierra fría y sin sentido.

Las piedras aplastan mi escaso ánimo y me encierran en las sombras. Busco una puerta hacia el cielo, pues he perdido la escalera.

Nada parece ascender y todo se cae en pedazos, la soledad me enferma y no encuentro cobijo.

Al cerrar los ojos el recorrido de mi última lágrima abre un sendero hacia mi interior. Ahí no hay sombras, ni frío y temor. Un destello eleva mi aliento y anuncia que éste no es el final.

Gigantescas rocas bloquean el brillo y las tinieblas me arrastran hacia el abismo, mas una espada en el firmamento rompe esa unión con la penumbra.

Mi mirada es más clara, y veo con el corazón; se dibuja ante mí una línea bañada en oro que me absorbe sin poderme resistir.

 Mi cuerpo se eleva y se siente más ligero, oigo música de nuevo y mi espíritu brilla al alcanzar los rayos del sol y descubrir la eterna inmensidad.

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