jueves, 31 de marzo de 2016

Incompletos

Abrió la puerta sigilosamente y se detuvo frente a mi cama, regresó como lo había prometido. Me miró a través de la espesa oscuridad y dejó caer su cabeza sobre mi vientre. Me abrazó, no dijo nada; apestaba a cigarro y a mucho alcohol. Me tomaba de los muslos y los apretaba quizá de coraje aferrándose a ellos; desconocía el motivo. Inhalaba brusca y profundamente mientras le preguntaba cómo se sentía, qué tenía, y sólo movía la cabeza afirmando sin emitir palabra alguna. No sabía qué había pasado, no estaba segura si realmente quería saberlo, sólo me consoló verlo de vuelta.
Se acostó a mi lado y dos palabras salieron de su boca: "¿Me abrazas?". No lo dudé, él lo necesitaba, los dos lo necesitábamos, esa inmensa soledad que existía ahora tenía compañía.