lunes, 3 de febrero de 2014

Watanabe le escribe a Murakami

Querido Murakami:

Me da mucho gusto que hayas venido a visitar la semana pasada. Midori me hizo llegar la botella de sake. Delicioso por cierto. Sabes, estuve todo un mes en México, es por eso que no me encontraste en casa. Es realmente una pena porque tengo algo muy importante que decirte y hubiera preferido hacerlo de frente.

Estoy seguro que recuerdas la escena en Tokio Blues cuando estoy en la cabaña con Reiko. No me puedo quejar tanto, pues tuvo "final feliz", sin embargo pudo haber estado muchísimo mejor. A ese repertorio musical le faltó picante; un poco de José Alfredo Jiménez para rematar con todo y así sacar nuestras alegrías y tristezas con furor.

Ahora, ¿whiskey? ¡No papá! ¿Qué no has probado el tequila? En momentos así, para entrar en ambiente y calor con un par de tequilazos se hubiera puesto bueno... ¡mejor!, bailando La Cucaracha y cantando Cielito Lindo.

Punto número tres (aunque no he contado los pasados): la señora. ¿Por qué una señora? ¿No crees que una morenota del puerto de Veracruz le hubiera puesto más sazón a la historia? Quizá hasta estarías vendiendo más ejemplares. Sólo a ti se te ocurre ponerme a una "ruquita", con todo respeto.

Aun así, me gusta trabajar contigo y estoy dispuesto a hacerme presente en tu próxima novela siempre y cuando esté ambientada en las bellas costas mexicanas del Golfo y que mi compañera sea una "Jarocha sabrosa", pero por favor cámbiame el nombre para evitar conflicto con Midori.

Sin nada más que decir, te deseo un feliz año y espero que sigas escribiendo hasta tu muerte, pero échale un poquito de "coco", falta "picor" en tus líneas.

Por siempre tuyo y de nadie más,

                                            Watanabe



P.D. Pasé rápido por 1Q84 y Tengo manda saludos. Le platiqué de mi viaje y mis nuevas propuestas, así que espera su carta pronto.

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