Abril se va, y termina con un día que a pesar de mis 28
años, sigo disfrutando como niña. Debo confesar que este mes fue muy caótico
para mí, quizá influya mucho la repentina decisión de cambiar de ciudad, y no a
una simple ciudad, sino a ciudad {CCapital.
DEspués de ocho m eses de ir y venir, subir y bajar
metro-metrobús-suburbano, nuevamente la vida me da de choques y exige otro
cambio. Esta vez no tan radical pero sí inesperado, tan inesperado que éstos
treinta días de abril he dormido muy poco, he tenido migrañas, desvelos,
pequeños resfriados, agobio, gritos, discusiones, conciertos, diluvios,
distancias, pérdidas, preocupación, risas y cachetadas que me quitan el sueño
mas no las ganas de seguir en el rumbo. He sentido momentos de colapso así como
d eiluminación, pero lo que abril me ha dejado esta vez son varias experiencias
que me hacen sentir que estoy avanzando y seguir confiando en mí.
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